Vos y Germán deciden presionar el
botón con la flecha hacia abajo y las puertas del ascensor se cierran frente a
ustedes. La ironía de la música irritante y tan feliz en contraste con su
terrible sentimiento de preocupación y miedo los hace sonreír, ya que algo les
dice que hay esperanza. De todas maneras, cuando el elevador se detiene y las
puertas se vuelven a abrir, no esperaban encontrarse con algo tan alejado a sus
renovadas esperanzas y cercano a sus terribles miedos. Parecía que todo el piso
estaba encendido fuego, aunque tenían un breve tramo por donde caminar que
parecía invitarlos a acercarse. En otras circunstancias, hubieran solo cerrado
las puertas del ascensor y se hubieran ido a algún piso superior, pero en esos
tres segundos en los que se quedaron mirando, el suelo debajo de sus pies había
empezado a temblar. De una fuerte sacudida, el ascensor parece estar a punto de
caerse de pronto, y tan rápido como comenzó ustedes se lanzan hacia las llamas,
justo cuando la caja en el hueco del ascensor se desvanece con un gran
estruendo y se pierde en la oscuridad.
La atmósfera en ese lugar está
tan viciada, llena de humo y con tan poco oxígeno que se ven obligados a correr
en busca de una salida, escaleras, o algún lugar lejos del calor y…la muerte.
Tienen muy poco espacio para avanzar y tienen que mantenerse juntos para pasar
entre los estrechos pasillos al lado de las flamas, pero logran alejarse del
ascensor. Mientras se adentran a ese sector desconocido de la nave, no pueden
evitar toser, sentirse ahogados, asustados, y desesperarse en cuestión de
segundos. Se sienten afortunados de que por lo menos aún siguen con vida, ya
que podrían haber muerto varias veces en lo que va de su infortunio, pero no es
un momento para festejar y sentirse agradecidos. Están en modo supervivencia.
— ¿Ves una salida? —Te grita Germán entre los crujidos de partes de la
nave ardiendo con fervor. En eso, lo segundo que capta tu oído luego de su voz
es un alarido tenebroso, casi de ultratumba, a sus espaldas. Al darse vuelta,
ven a un espécimen Kózkoro a medio morir avanzando hacia ustedes. Carbonizado,
humeante, agonizando de dolor y aún así intentándolos matar. Su avance es
lento, por lo que no les cuesta mucho alejarse de él, pero… ¿a dónde ir? Lo
siguiente con lo que se encuentran es un cuerpo humano tirado en el suelo, en
condiciones mucho peores a las del Kózkoro ese que dejaron atrás. Esto
se les está yendo de las manos. ¡Podrían terminar así en cuestión de segundos!
Sin embargo, es por eso mismo que hay que seguir. Hay que correr. Hay que
sobrevivir, encontrar una vía de escape, y terminar con todo esto de una vez y
para siempre. Flamas aquí, llamas allá. Fuego por doquier, humos tóxicos,
destrucción, ruinas…y de pronto, entre todo eso, ¡la salvación! Una escalera al
final de un pasillo. Tomas la mano de tu amigo para no apartarlo de tu lado y
te largas a correr el último sprint antes de la meta. Solo puedes desear que lo
que sea que haya en el piso superior no sea peor que eso. Pero algo te detiene.
¡A tu amigo lo capturó un Kózkoro y lo están tirando lejos de vos! Él grita
ante la sorpresiva vuelta de los hechos, pero a vos…no te detuvieron. Lo
sostienen del brazo, lo arrastran hacia las llamas, fuera de la salvación,
lejos de la salida…pero a vos no. ¿Serías capaz de abandonarlo? La salida está
tan cerca.