19 ene 2013

PÁGINA 14

(Viene de la página 100)

Los peligros son demasiados a correr a pesar de las recompensas, y de cualquier manera crees que no valdría la pena arriesgarse a morir con tal de darles una lección a los seres que ese portal acababa de traer hasta tu planeta. Le dices a tu amigo que no lo vas a acompañar, y por más que te duela decírselo, él irá solo si de verdad piensa ir. En un suicidio declarado, y te cuesta imaginar lo mal que te sentirías si te enteraras de que al final falló en su misión y no vivió para contarlo, pero sabes, o al menos esperas, que si él se da cuenta de que si continúa tendrá que hacerlo solo pueda recapacitar y arrepentirse de hacerlo antes de que sea tarde. Sin embargo, no lo hace…

— ¿Así que no me vas a acompañar?—te pregunta incrédulo. Parecía confiar en que irías con él pero no puedes arriesgarte a tanto por nada, no vale la pena continuar, incluso si con ello causes…su muerte— Que buen amigo que resultaste ser al final...yo creí que eras distinto.

— ¡Germán, es una locura! ¡No vas a salir nunca de ahí! Vas a morir en el intento, ¿y para qué? ¿Para salvar al mundo, para quedarte con la fama, para alimentar tu orgullo? ¿Vale la pena tirar toda tu vida a la basura por eso? Es una locura—le dices, sincero—…y no voy a ir con vos. Si te querés matar, hacelo pero…no me arrastres con vos.

—Hacé como quieras—te contesta enfadado, y se aleja de tu lado y se va hasta el otro extremo de la habitación, hacia el portal hacia el mundo de los extraterrestres. El hace un largo suspiro, como preparándose para lo que va a ocurrir, y mira hacia un lado y al otro, nervioso. Una última vez te dedica una ojeada, y tu solo le puedes mostrar una cara de pesar, la más sincera que tienes. No puedes creer que verdaderamente lo vaya a hacer, significando eso quizás que nunca más lo fueras a ver con vida.

—Si no regreso…despídete de mis padres por mí—sentencia, a lo que tú con tristeza asientes. Toma algo de carrera, aprieta sus puños y se queda mirando fijo hacia la ventana dimensional que seguía cerrándose y de esperar unos minutos más desaparecería por siempre. Suspira de nuevo, y con decisión, avanza y se pierde dentro del portal.

Vos te quedás mirando como su cuerpo termina de ser engullido por la luz verdosa y en silencio, solo te sientas en la cama sin poder creer que todo así haya terminado. Pero antes de que tengas tiempo a entristecerte demasiado, Germán retrocede por la ventana, como si hubiese sido empujado, y cae de espaldas al suelo. Enseguida te encuentras a su lado, tomándole la cabeza con tus manos y preguntándole desesperado si se encontraba bien, pero él no responde. Es entonces cuando observas que de su estómago estaba burbujeando un líquido carmesí que le teñía la remera y empapaba el suelo debajo de él. Estaba sangrando.


No sabes qué hacer para poder ayudarlo, piensas en gritarles a sus padres para que lo vengan a ayudar sin importar que tengas que dar explicaciones luego sobre qué sucedió, aunque ni vos mismo lo sepas, pero antes de poder hacer nada, algo más emerge del portal a unos pasos tuyo.

PORTADA

PORTADA

CONTRAPORTADA

CONTRAPORTADA