No pueden refutar, saben que lo correcto sería eso. Si
regresaran al presente en donde la policía los busca y van cada uno a sus
casas, lo más probable es que tarde o temprano ellos vuelvan y los metan en
problemas, aún cuando los dos aparatos que ya destruyeron no existan y
destruyan el nuevo también. Facundo sería el primer sospechoso por sus páginas
web, las eliminadas y la actual, y si revisaran la casa de Germán encontrarían
también el meteorito, o restos de él. Sabes que no pueden quedar absolutamente
limpios de sospechas, y que tal y como propuso el chico Ibarra, lo mejor es
intentar que ustedes mismos nunca encuentren los aparatos, destruirlos y borrar
evidencias antes de que ustedes sepan algo al respecto. Así que como primera
fase del plan, los tres comienzan a buscar la casa en donde pronto tendrían la
oportunidad de arreglar todo, y Facundo es quien se da cuenta de cuál es pasada
una hora de búsqueda.
La casa era una que estaba relativamente alejada de las demás
del poblado, fue por ello que costó un poco encontrarla, pero finalmente
pudieron dirigir su rumbo hacia allí mientras el sol terminaba de ocultarse
detrás de las elevaciones rocosas en la distancia. El desierto se comenzó a
poner muy frío a medida que el firmamento se oscureció, y ustedes llegan ya
cuando las primeras estrellas pueden verse brillar en la noche.
—Supongo que nos vamos a tener que quedar esperando por aquí
hasta que sea el momento, ¿no es así? —preguntas, desconociendo con certeza la
hora en la que caería el meteorito.
—Sí…no debe de faltar mucho, supe que la familia estaba
cenando cuando dentro todo quedó a oscuras y vieron un destello en el
patio...igual que como pasó en mi casa…
—En mi casa también ocurrió lo mismo, Facu, pero... ¿no sabes
con exactitud a qué hora ocurrirá? —duda Germán, a lo que él responde
—Los estadounidenses cenan muy temprano…así que no debe
faltar demasiado. Podríamos acercarnos un poco más y mantenernos alerta,
vigilando el cielo…lástima que no trajimos binoculares o un telescopio para
darnos cuenta mejor…
Ocultándose detrás de la cerca que delimitaba el terreno de
la casa, los tres avanzan hasta estar cerca de la ventana para poder ver hacia
dentro. Logran ver a la señora de la casa poniendo platos y cubiertos sobre la
mesa, y más lejos, en el comedor, a quien sería su esposo sentado en un sillón
viendo una televisión de más de treinta años, tomando un refresco. Los tres
deciden que una vez que puedan ver el meteorito en el cielo saltarían hacia el
patio y aguardarían allí hasta que caiga, para que una vez que lo haga poder
extraer el artefacto rápidamente y deshacerse así de las evidencias y terminar
con todo de una vez. Pero por la ruta pavimentada unas luces los sorprendieron.
Una cola de automóviles venían en su dirección a toda la velocidad, y unos
arriba tenían sirenas y faroles azules y rojos; eso de ninguna manera era una
buena noticia.