Reaparecen con el familiar
resplandor blanco en el oscuro ático de la casa que se supone debía estar
vacía, para correr a asomarse por la ventana. Sus tres “yos” del pasado están
haciendo su demostración exhibicionista ante los policías, tal como debían, pero
tras unos segundos, la familia que tenía que salir por la puerta trasera de la
casa y que sería esposada de inmediato no sale, y tal parece que todo va a
marchar como habían planeado, hasta que Germán se da cuenta de algo.
— ¡Ahora es cuando venimos para
el ático! ¡Tenemos que irnos o nos vamos a encontrar con nosotros mismos!
—Exclama, y vos y Facundo se apresuran a bajar por las escaleras cuando tu
amigo lo sugiere. Están ahora los tres en un corredor también oscuro, y
escuchan mientras caminan lentamente a sus “yos” del pasado aparecerse arriba,
a punto de ponerse a planear lo de la carta. Esa historia ya la conoces, y los
tres tienen cosas mejores que hacer, por lo que deciden lentamente continuar
bajando escaleras y espiar qué hacen los policías afuera ahora que no tienen
nadie a quien encarcelar y llevarse dentro de sus patrullas. Cuando llegan a la
planta baja, se ponen a espiar desde una ventana y ven a los oficiales y al
científico echándole un vistazo de cerca al meteorito ahora vacío y a medida que
pasan los minutos, una tranquilidad los invade a ustedes tres. Más aún se
sienten aliviados cuando ellos retiran la evidencia en una misteriosa caja
contenedora de algún material anti-radiación, supones, y dejan el terreno como
si nunca nada se hubiera estrellado allí y como si nadie hubiese aparecido de
la nada allí y robado el aparato mandado del espacio. Cuando, rato después; los
enemigos se están por marchar, la luz que se venía acercando por la ruta y que
vos deseabas fuera algún otro vehículo policial resultó ser, desgraciadamente,
la familia Rosier -dueños de la casa-, no podés evitar pensar que habías sido
un idiota si habías creído que todo sería tan fácil. Ahora solo te queda
esperar que la predicción de Facundo sea correcta y los policías actúen como si
nada hubiera pasado, pero tampoco en ello la suerte está de tu parte. Pronto
ves que el jefe de hogar está teniendo una discusión muy acalorada con el
oficial a cargo y que difícilmente el plan daría resultados. Era tiempo del
plan B, porque si no hacían algo, a pesar de sus esfuerzos la familia
terminaría capturada de todos modos, y eso era justamente lo que querían
evitar. Tiene que haber otra salida, ¿pero qué podrían hacer?
— ¿Nuestros “yos” del pasado se
habrán ido ya del ático? Quizás podríamos salir ahora e intentar calmar las
cosas si no corremos riesgo de que nos vean desde arriba—sugiere Germán.
—No, no. Creo que lo mejor sería
viajar un poco más al pasado, apenas unos minutos bastarán para evitar que la
familia llegue justo antes de los policías se vayan. Podríamos procurar que
rompan una llanta o tengan que desviarse para que cuando lleguen aquí no corran
peligro…
—No, Facu,
¿más viajes en el tiempo? —Lo contradice Germán. —No, quizás podríamos…hay que
engañar a estos oficiales. Ofrecerles…el aparato a cambio de la familia, o
amenazarlos con que lo usaremos contra ellos si no los dejan ir. No es que
sepan mucho sobre los aparatos, ¿no?
Tiempo de decidir. Si querés intentar una solución no violenta, sigue en la página 129
Si prefieres viajar una última vez al pasado para ponerle fin a esto, continúa en la 77
Pero si optas por tomar a los oficiales de improvisto y amenazarlos, ve a la página 16