(Viene de la página 128)
—Me instalé aquí, lejos de todo, y de casualidad encontré tu
blog. Creí que eras un verdadero tonto por subir toda esa información, pero
para tu suerte, parecerían bobadas si uno no supiera que son verdaderas, si uno
no conociera de lo que estás hablando. El problema fue que ellos también sabían
que todo lo que dijiste allí era verdad…y te intentaron advertir. Te borraron
las páginas, te mandaron a seguir, te mantuvieron vigilado. No sé si sabías
esto último, pero así fue. Yo me contacté con vos, te dije algo útil para que
me creyeras, pero no apareciste. Lo que no comprendo es porqué fueron a
buscarte justo ahora, si tranquilamente te pudieron haber atrapado en cualquier
momento estando solo en la calle—termina con gesto pensativo. Aunque habla con
elocuencia, aún no puedes sacarte la idea de la cabeza de que parece un loco
maniático.
—Quizá primero se enteraron de que el meteorito cayó y nos
siguieron a nosotros hasta su casa—propone Germán, no muy errado
—Sucede que es raro que no estuvieran horas antes en la
puerta de tu casa, si tranquilamente se deben haber enterado de todo mucho
antes que vos. Cuándo iba a caer el meteorito, qué es lo que tendría dentro, de
qué sería capaz ese artefacto, todo. Hay algo extraño en todo esto.
— ¿Y ahora? —Preguntás. — ¿Qué vamos a hacer? Por ahí
lograste burlar el satélite para impedirles ver la casa desde el espacio, pero
si consiguen rastrear nuestro paradero será cuestión de tiempo para tenerles
persiguiéndonos hasta la puerta de tu casa…
—Cómo les dije, nos salvamos de que nos atraparan hace unos
minutos, pero ahora estamos en problemas peores. Ahora saben que podemos usar
los aparatos para nuestro beneficio, que podemos escaparnos de ellos en
cualquier momento, que estamos al tanto de todo, y quizá piensen que podemos
viajar en el tiempo…
—O transportarse a otros planetas—agrega el Sr. Montacna—…y
están en razón si lo creen, porque pueden hacer todo eso y más con estos
aparatos, pero es verdad también que ahora los tendrán pisándoles los talones
todo el tiempo y que tarde o temprano darán con esta casa. No pueden permanecer
mucho más tiempo aquí—termina, dándose cuenta de lo mal que están las cosas.
Vos imaginas terribles cosas que pueden estar pasando ahora mismo sin que vos
lo sepas: tus papás pueden estar siendo torturados, interrogados o encarcelados
con tal de sacarles información sobre vos y Germán, y tranquilamente pueden
estar haciendo lo mismo con los de él. Sabes bien, o debes suponer, que esa
gente es capaz de mucho por tener lo que quieren, por conseguir dar con sus
objetivos, y sabes que no les importan las vidas que arruinen en el proceso.
— ¿Pero qué es lo que quiere esta gente, que les demos los
aparatos? ¿Si es así, no sería más fácil dárselos y listo? ¿Quién sabe de lo
que son capaces estos tipos? —pregunta tu amigo, evidentemente pensando en lo
mismo que vos. —Podrían estar interrogando a mi madre y a mi padre en estos
momentos, podrían estar usándolos como rehenes, secuestrarlos, matarlos incluso.