(Viene de la
página 13)
Tras unos minutos de deliberación, le decís a Germán que
preferirías no arriesgarte a ir con Facundo, ya que poner en riesgo las vidas
de sus familias por confiar en un desconocido que promete una mejor solución,
te parece demasiado. En lo que sí optas por confiar es en el destino, ese que
ustedes ya conocen, ese que ya vivieron y pronto tendrían que volver a vivir, y
ese en el cuál ustedes saben que nada malo les pasaría a sus familias, de lo
contrario sus yo del futuro les hubiesen advertido algo. Esperas no haber
tomado una mala decisión, y no tener que sufrir las consecuencias luego, pero
algo dentro tuyo te dice que estas haciendo lo correcto.
—Bueno…mejor así, Teo. Ya me parecía medio sospechoso lo de este
chico, y quizás estemos mejor sin él, como hasta ahora—te consuela Germán,
haciéndote sentir aún más confiado con tu elección. Él bosteza y casi sentís su
suspiro en tu cara desde el otro lado del teléfono. —Así que, bueno. Yo te
propongo lo siguiente—continúa con voz cansina. —Yo me voy a dormir, vos si no
tenes sueño te quedás tranquilo en tu casa, y mañana temprano decidimos mejor
que hacer con nuestras vidas y el futuro y todo eso. ¿OK?
Vos accedes, riendo por cómo se toma él tan a la risa todo el
asunto, y te recostas en tu cama a mirar la televisión. Justo comienza la
repetición de una película que ansiabas ver, y eso te hace olvidar un poco el
asunto. Crees que, como todo en la vida, las cosas se verán mejor al día
siguiente. Tienen la ventaja de saber lo que tienen que hacer, al menos
remotamente hablando, y sabes que casi están destinados a salir con vida de
toda la situación que vivirán pronto. Te resulta esperanzador darte cuenta que
aunque Germán sepa que lo van a herir en su brazo en el futuro y no lo va a
poder evitar, y va a tener que pasar por algo peor que vos y sufrir por ello,
él se lo tome tan a la ligera y no se maquine mucho pensando en ello. Quizás
vos deberías hacer lo mismo y por ahora, dejarte llevar. Te quedas mirando la
película hasta tarde, y no alcanzas a ver el final porque te quedas dormido. La
televisión se debe haber apagado en algún momento, o alguien debió haberla
desenchufado, porque cuando abrís lentamente los ojos, encontrás a tu
habitación en oscuras. Sigue siendo de madrugada, y vos en una situación normal
hubieses continuado durmiendo, pero no te habías despertado porque sí. Habías
oído un ruido. Y el ventilador también desconectado te deja escuchar todo mejor
que cuando mirabas la película: hay alguien más en tu pieza. Escudriñando en la
penumbra, tras unos segundos en los cuales intentas enfocar la vista alrededor
de esa otra persona que está a tu lado, te llevás el susto de tu vida cuando
una mano enguantada te tapa la boca y una linterna te alumbra directo a los
ojos. Ahora lo ves todo claro: tres policías armados dirigen sus miras hacia
vos, apuntándote y amenazándote para que no hagas ningún ruido.
—Levantate, y no intentes nada, muchacho—te ordenan, y vos
obedeces. Te hacen salir de la habitación, te ponen esposas en las manos, y
comienzan a revisar cada rincón del cuarto. No hay dudas de que están buscando
el Artefacto Foráneo. Hechas un vistazo al pasillo, al comedor…y está todo
destrozado. ¿Cómo no escuchaste nada? La casa está
dada vuelta, revisaron hasta cada posillo de la cocina, detrás de los muebles,
en el baño, en el patio…
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